En un principio no podemos decir el día exacto de cuando comenzó esta aventura, es una afición que nos viene desde muy pequeños, desde muy atrás, caminando horas y horas por el monte, entre senderos, buscando cualquier animal o planta que nos llamara la atención, observando y aprendiendo lo más posible de lo que nos rodeaba.
Nuestro objetivo era poder conseguir un jardín animado, algo pequeño y manejable, y poco a poco todo fue tomando forma y color. Estuvimos trabajando aproximadamente cinco años de sol a sol, todos los fines de semana, los ratos que entre semana se pueden conseguir, y en invierno bajo la luz de los focos ya que la noche cae pronto.
Cuando por fin lo teníamos terminado, nuestros familiares y amigos nos animaron a abrirlo al público. Fue, entonces, cuando continuamos con más y más obras, más recintos, estanques, animales, intentando acondicionar y completar esta gran «familia» que tenemos hoy en día.
Abrirlo al público, para nosotros, no es un medio lucrativo, es una gran ayuda para mantener todo lo que tenemos ya que requiere un coste elevado. Actualmente, no recibimos subvenciones de ningún organismo, ni a nivel de educación ni medioambiental. Pero, a pesar de todo ello, intentamos mantener lo que hemos logrado hasta el momento, la semilla de un árbol que tuvo la fortuna de germinar.
Nuestro propósito final es lograr, desde los más pequeños hasta los más mayores, una pequeña concienciación a través de un medio interesante que a la par le proporcione una diversión.
Finalmente, como nos decía un gran maestro, Félix Rodríguez de la Fuente:
» No podemos atentar contra el viejo y todavía joven planeta que nos ha dado la vida. Debemos contribuir todos a que la Tierra siga siendo por los siglos de los siglos un planeta azul. Debemos hacer un esfuerzo diario para que su palpitante biosfera siga albergando a la gigantesca comunidad de seres en la que el hombre no sólo debe ser su eslabón más pulido y glorioso, sino también su guardián y fiel vigilante.»